Cuando ya no esté 18 Nov. 2016
No quisiera ponerme trascendental ni excederme con el ejemplo, pero hay algo en la vida de las personas que sabemos que es inevitable, algo que forzosamente nos afecta a todos y que curiosamente coincide siempre con al final de nuestras vidas: la muerte. Un hecho
indeseado en el que procuramos no pensar y, sin embargo, hacemos mil cosas diariamente para evitarla. La vida nos parece demasiado bonita como para ausentarnos de
ella. Lejos de querer darle la misma trascendencia, a los barcelonistas nos ocurre algo similar con la marcha de Messi. Ya sea porque se retire del fútbol o porque, según lo noticiado por el diario Marca, se marche a otro club, vivimos con la certeza de que llegará
el día que nos dejará. No hace mucho Piqué dijo que cuando Messi se vaya tendremos que pasar el duelo de vivir sin él. Es algo de lo que nadie habla aunque todos sabemos que llegará más pronto que tarde. Ojalá, cuando suceda, sea porque cuelga las botas en
el mismo club que le dio la oportunidad de crecer, desarrollarse y hacerse el mejor de la historia y no en otro equipo de cualquier otra liga. En cualquier caso, los barcelonistas hemos de empezar a mirar de frente la posibilidad, ojalá que lejana, de que Messi ya
no esté jugando en nuestro club. Se vivirán tiempos difíciles en los que tiraremos de memoria y de imágenes grabadas en televisión, que serán el único testimonio de la prodigiosa era en la que este genio del balón estuvo en el club de nuestros amores. Auguro una triste travesía post Messi porque está claro que después de comer caviar es
muy complicado disfrutar de sucedáneos aunque sean de muy buena calidad.
De momento la directiva ha de procurar, y me consta que lo hace, de que Leo se retire como profesional en nuestro club y prosiga después vinculado a la institución en lo que él desee. Por una vez en la historia debemos rendir honores y ser agradecidos a una estrella de la que se hablará por generaciones y que tendremos el orgullo de poder decir que ha sido solo nuestra.